miércoles, 19 de marzo de 2014

Me estoy acostumbrando a la buena vida. Ayer volví a tener día libre. Desde que dejé la academia y terminaron los cursos de los martes, he recuperado un día de libertad a la semana. Aún sigo trabajando en la academia los miércoles, pero sólo me quedan dos semanas más. De todos modos, cuando acabe con el grupo de los miércoles, seguiré teniendo ese día ocupado, porque daré dos clases particulares. Ahora mismo estoy dando una (la otra es el sábado), pero voy a empezar una tercera cuando termine en la academia. 
En cualquier caso, como digo, ahora tengo los martes libres. 
Ayer nos fuimos de excursión al Mount Eden (en maorí: Maungawhau), un volcán que hay en las afueras de Auckland. Mide 196 metros y tiene un cráter de 50 metros de profundidad. Como imaginaréis, ya que hace muchos años que no entra en erupción, por lo que en el cráter sólo se ve verdecito neozelandés, pero impresiona porque es muy profundo. A mí me encantó. Además, las vistas de Auckland desde allí son muy bonitas y como fuimos por la tarde, cuando empezó a caer el sol, el reflejo de éste en el mar era alucinante. Ya sabéis que no soy muy de fotos (me gusta más el poder de la palabra y conseguir evocar en vuestra imaginación lo que describo), pero hoy voy a hacer una excepción. Aquí podéis verlo:


Y Auckland con el teleobjetivo de Miguel: 


Ayer vivimos uno de esos días típicos neozelandeses: calor (no extremo, pero considerable), lluvia, viento y calma. Cuando volvíamos para casa, no corría una pizca de aire. Era extraño...Nos dimos cuenta entonces de que prácticamente a diario hay viento. Y no me gusta, esa es la verdad.
En el camino de vuelta, de pronto y sin previo aviso, nos llovió. Tuvimos que resguardarnos bajo un árbol (desde donde pudimos ver el arco iris). Cuando continuamos, nos encontramos unas hojas con un color impresionante que la cámara no pudo captar en todo su esplendor, pero que era algo así:


Hablando de cosas que llamaron mi atención (entre los colores, los olores y los sonidos...), vimos un árbol cuyas raíces se pegaban a una pared de piedra que hacía de valla de una casa que estaba edificada en un alto). No sé bien cómo explicarlo, pero era tan extraño como curioso. Las raíces del árbol se extendían por toda la piedra, de modo que parecía vivir de los nutrientes de ésta...Al final llegaban al suelo y se enganchaban también a él, pero era prácticamente todo cemento, porque se trataba de la acera.
Una vez más, pervierto mi blog con una foto. Os podéis hacer una idea de cómo era viendo esto:

La noche de ayer era muy agradable. Dijo Miguel, y llevaba razón, que se parecía a una noche primaveral en mi querida Madrid. La verdad es que pasé un día maravilloso y pensé mucho en mi madre y en los sitios que quiero que conozca. El cráter te va a encantar, mamá. 
He encontrado esta foto del volcán en Internet: 


Volvimos paseando por Parnell, un barrio muy cuqui que de noche tiene un aspecto moderno y acogedor. Decidimos que cuando vengan mi madre y su amiga...nos vamos a permitir el lujo de cenar una noche allí. A mí me recuerda un poco a Camden, en Londres, pero yo creo que es por el rollito casas monas, luces y modernidad. No es que se parezca realmente.

Cambiando completamente de tema, quiero contaros que el otro día soñé en inglés, o al menos eso afirma Miguel. Parece ser que últimamente he hablado más de una vez dormida. Y el otro día hablé en inglés...¡ja! A saber qué estaría soñando...
Al hilo de esto de hablar en inglés, quiero que sepáis que mi inglés habrá mejorado un poco (no digo que no, Miguel, no te enfades...), pero mi acento será madrileño hasta el día que me muera. El otro día, después de explicar todo el rollo de las tapas a lxs clientes de una mesa, y habiendo tenido que hablar más de lo normal porque una de ellxs era alérgica a las nueces (me preguntó qué podía comer y le tuve que explicar que los fritos se hacen en la misma freidora en la que se meten nueces una vez a la semana) -cómo me enrollo...todo lo que pretendo explicar es que hablé bastante con ellxs-, uno de ellxs me preguntó si era de Madrid. Le dije que sí, que era española y de Madrid, y me dijo que tiene un amigo de Madrid que habla exactamente igual que yo...Eum...¿cómo me tomo eso? 
Me acuerdo de que antaño lo del acento me colisionaba, pero ahora he comprendido que lo importante es hacerse entender. Obviamente, intento no decir "jelou", pero creo que sobrevaloramos la capacidad de imitar acentos. Yo pretendo hablar lo mejor posible, pero nunca podré hablar como si fuera kiwi (ni quiero, no jodas), así que con que me entiendan, soy feliz. Ya no me da vergüenza hablar, o al menos no como antes. Siempre recordaré el "a botel of guater" de mi amiga Anna cuando estuvimos en Londres allá por nuestros dieciséis años y la vergüenza que nos daba entonces. Ahora no voy a dejar de pedir un helado por tener miedo de cómo pronunciar "McFlurry"...(Anna entenderá el porqué de esto).
Poco a poco vamos pillando mejor el acento de esta gente, o al menos vamos dándonos cuenta de cómo pervierten el sonido de las vocales...buf!

Sigo feliz, sigo contenta.

Y ahora voy a hacer la comida mientras llega Miguel de trabajar.
Acabo de recoger en el patio una chocolatina que ha caído del cielo. O de la casa de algún/alguna vecino/a. No sé por qué, encontramos cosas como botellas rotas, chocolatinas, cigarros o latas. No sé qué le pasa al vecindario...

1 comentario:

  1. Juas juas juas! "a botel of guater" y McFlurry... qué momentos!
    pues fíjate tú que a mí la palabra "water" me sigue pareciendo una de las más difíciles de pronunciar... pero es lo que dices, lo importante es que te entiendan, y la última vez que pedí agua en inglés (en Edimburgo) me entendieron y no se rieron! así que he progresado desde aquel puestecito de snacks y bebidas junto al Támesis, jejejeje.

    Un besito, majuna!

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