sábado, 8 de marzo de 2014

Va de hongos

Después de los capítulos del grano en el culo y los hongos en las uñas de los pies, tengo el placer de presentaros el nuevo capítulo: "¡ahora los hongos me invaden entera!".
Hace como dos semanas, o quizá algo más, empezaron a salirme unos granitos rojos que se fueron convirtiendo en ronchas que luego fueron abultándose. Pero yo, que nunca me he caracterizado por la rapidez en la actuación cuando se trata de problemas de salud, dejé pasar el tiempo. ¿Para qué ir al médico o a una farmacia pudiendo esperar a que las ronchas me ocuparan toda la tripa y el pecho? Cuando empezaron a salirme por los muslos, decidí que había que actuar. Fui a una farmacia y me dieron un antihistamínico pensando que se trataba de una alergia. Cuando ya habían pasado seis días y seguía exactamente igual o peor, escribí al seguro y me confirmaron lo que me temía: no me cubría la consulta. Me puse a investigar y no encontré consultas más baratas de $100, así que le mandé unas fotos a Vicente, el hermano mayor de Miguel, que es médico, acompañadas de una explicación sobre la evolución de mis nuevos amigos.
Él me dijo que si no era alergia (también cabía la posibilidad de que fuera una alergia más fuerte de lo que el antihistamínico podía resolver), entonces podían ser hongos. Al parecer aquí son bastante normales. Mucha humedad…
Me dijo que tenía que darme una pomada que pude conseguir sin receta, pero dado el grado de extensión, lo suyo era tomar un antifúngico por vía oral también. Y ahí empezó lo divertido. A pesar de que lo intenté de todas las maneras en diferentes farmacias (apelando al argumento de autoridad “mi cuñado es médico”, intentando dar pena -“por favor, por favor, no tengo dinero para ir al médico”- o haciéndome la que no sabía nada -“ah, ¿que no puedo conseguir eso sin receta médica?”-), en todas me dieron con la puerta en las narices. En ese momento, intentando evitar pagar un pastón a un médico para que me hiciera una receta de lo que yo ya sabía que necesitaba, Miguel se acordó de Julia, una española encantadora que nos invitó a cenar a su casa hará como un mes (es la hermana del novio de una prima de Miguel y vive aquí hace años porque está casada con un kiwi). Efectivamente, tenían un amigo médico que me hizo la receta. ¡Premio!
Llevo cinco días tomándome las pastillas y hoy, por fin, ha sido el primer día que he empezado a ver un cambio…pero me parece que va demasiado lento.
A lo mejor Miguel acaba saliendo con un champiñón. Yo estoy intentando evitarlo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario