En la vida todo llega, todo pasa y todo cambia.
Todo llega: mi madre llega en cuatro días.
Todo pasa: disfrutaremos de unos días y luego se tendrá que marchar de nuevo.
Todo cambia: yo ya no soy la misma.
Si os digo la verdad, estoy nerviosa. No sé qué me pasa, pero supongo que está relacionado con el viaje y la llegada de mi madre. Llevo un par de días durmiendo raro y descansando poco.
El viernes es el cumpleaños de Miguel y como hoy y mañana estoy libre, voy a dedicar estos dos días a sus regalos (que no puedo mentar aún por razones obvias) y a preparar las excursiones con mi madre y Pocha (para toda aquella persona que aún no lo sepa, mi madre viene con una amiga de toda la vida).
Vamos a pasar unos días en Bay of islands, un sitio al norte de la isla norte que (al menos a juzgar por las fotos que he visto y por los comentarios de la gente) debe ser increíble. Pero como yo tengo ocho días libres, tengo que pensar bien qué vamos a hacer para aprovecharlos al máximo.
Miguel va a empezar a trabajar en mi restaurante (no es de mi propiedad, no) y estamos felices con ello.
De momento, seguimos pensando en permanecer en Auckland todo lo que podamos para ahorrar lo máximo que nos sea posible y luego volar a Asia con ello.
Hay días que echo de menos España, ya ves tú. Porque España no es un país, España es mi gente, es el sol, las cañas, pueblos y parques, ciudades y una forma de ser, un calor diferente, un ambiente sin igual.
Pero España (aunque nadie sabe cómo o en qué condiciones) seguirá ahí. Y yo volveré algún día.
Tengo la impresión de que el tiempo es más relativo que nunca para mí. Vivo con la sensación de que los días ya no son días sino horas y sucesión de momentos. Es como si los días durasen la mitad porque cuando yo me acuesto, vosotrxs os despertáis y viceversa. Sigue haciéndoseme extraño.
Curiosamente, cada día echo de menos a menos gente. A menos, y menos, y menos...
Pero, como ya estaréis hartxs de escuchar, echo de menos a mi madre y a mi hermana. A rabiar. Me repito más que el ajo, ya lo sé. Por cierto, ahora compramos un hummus que se llama "gloriously garlic" que a Miguel le gusta a pesar de tener mucho ajo. El ajo es bueno para todo y es el mejor antibiótico natural. Alberto, ¿qué tal llevas los ajos en ayunas? Para todo/a aquel/la lector/a de estas líneas, sabed que comerse un diente o dos de ajo en ayunas todas las mañanas es una de las mejores cosas que podéis hacerle a vuestro sistema inmunitario.
Me acuerdo mucho de mi padre también. Le mento menos porque en mi cotidianeidad antes de marcharme él estaba menos presente (básicamente, porque vivía lejos de donde yo estaba -ahora está más lejos, claro-), pero me acuerdo mucho de él. Le pienso mucho y proyecto buenas energías hacia Benidorm. Mi padre me enseñó lo del ajo crudo, como tantas otras cosas. Mi padre, esa pequeña gran fuente de sabiduría. Mi padre, el que me ayudó a crecer y me dio tantos y tantos conocimientos y un cariño especial. No sé cómo quieren otros padres a sus retoños, pero estoy segura de que a mí el mío me quiere muy bien.
Ayer vino un cliente de Liverpool al restaurante y como ya estaba casi cerrando, me pude permitir charlar un buen rato con él. El acento que más fácil se me hace es, precisamente, el de la ciudad natal de los Beatles, esa música con la que crecí porque mi padre tiene buen gusto musical. Con mi padre iba al Museo del Prado. Y con mi padre crecí escuchando buena música. Mi padre, ese melómano al que adoro.
Papi, qué ganas de abrazarte...
Uno al día!!!yeaaaah!!!
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