miércoles, 16 de abril de 2014

Superando la onicofagia

Digamos que publico esta entrada sólo para poder utilizar una palabra que acabo de aprender...pero  de paso aportaré información trascendental.

Quiero contaros que desde que llegué a Nueva Zelanda, estoy superando la onicofagia. Quien me conoce (la madre que me parió podrá darme la razón sin ninguna duda) sabe bien que esta costumbre me ha acompañado toda la vida. He pasado épocas mejores, épocas peores...pero siempre ha estado ahí. Ni los "pintauñas" de farmacia con mal sabor, ni los guantes de comunión que mi abuela me compró en una mercería, ni apretarme con una mano los dedos de la otra, ni dedicarme a las cutículas con ahínco, ni los golpetazos que podían pillarme desprevenida y hasta hacerme daño...nada de nada. 
Pero ahora parece que lo estoy consiguiendo...

onicofagia.

(Del gr. ὄνυξ, -υχος, uña, y -fagia).

1. f. Costumbre de comerse las uñas.


En cualquier caso, les diré yo a estos señores de la RAE que no deben conocer a mucha gente con esta costumbre porque, por lo general, no te las comes sino que te las muerdes. Cuando alguna vez se me ha colado una uñilla...uy, ¡qué daño! No están para comérselas, no. La cosa es mordérselas.

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